¿Hacer a los demás lo que quieras que te hagan a ti? Absolutamente no.

Una de las consecuencias al conocer el Eneagrama es que comprendemos que todos vemos la realidad de manera parcial. Cada uno ve el mundo desde su punto de vista, no la realidad como es: “No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos”.

El dicho popular de “haz a los demás lo que deseas que te hagan a ti” es quizás uno de los consejos que más nos dificulta las relaciones en el día a día. Con la mejor intención, ofrecemos o exigimos a los demás lo que nos gusta o nos funciona. Pero no hay nada más errado, ¡las necesidades de los demás son diferentes a las nuestras!

Por eso es que muchas veces entramos en conflicto con los demás, incluso cuando actuamos con la mejor intención. Comprender este pequeño detalle nos puede ayudar a generar relaciones más ricas, pues aprendemos a dar a los demás lo que necesitan.

Asumimos que si, por ejemplo, yo necesito mucho espacio físico y psicológico, los demás también lo necesitan. Sin embargo, el dar espacio a otra persona puede ser interpretado como dejadez o descuido cuando el otro lo que más valora es el contacto físico y la cercanía constante.

Cada uno es solo un punto de vista. Por eso mismo, para cada uno hay un remedio diferente. Lo que para un eneatipo es una exigencia (por ejemplo, el servicio y el compromiso para un Observador) para otro puede ser un veneno (por ejemplo, para un Servicial compulsivo).

El Eneagrama te invita a conocer estas diferencias y a comprender las distintas necesidades de las personas.