¿Nuestros detractores pueden ser nuestros maestros?

La vida nos enseña que con quienes convivimos son quienes en realidad nos conocen en profundidad, saben de nuestras rabietas, soledades, tristezas y manías. Cuando estás en público, intentas dar una buena imagen, la que parece más “vendible” según el propio estándar.

Nos quejamos de la falta de comprensión en la familia (y quizás haya algo de razón). Sin embargo, como actuamos sin aparentar demasiado, son los más cercanos quienes más nos pueden ayudar tanto para detectar nuestros patrones de personalidad como para ayudarnos a detectar los mecanismos de defensa que se nos disparan inconscientemente.

Es muy útil, por tanto, observar las bromas que nos hacen (“en la broma, la verdad se asoma”). Para ellos nuestra máscara es muchas veces obvia y evidente. De una u otra manera, son colaboradores de nuestro cambio.

En último término, de lo que se trata no es de continuar con nuestros patrones, sino de madurar y ser más flexibles. El Eneagrama nos ayuda en este camino. El crecimiento se da cuando, conociendo nuestra personalidad, intentamos cambiar para mejorar nuestras relaciones.

Y por eso mismo en nuestro camino de conversión nuestros detractores pueden convertirse en nuestra mejor ayuda. Porque ellos des-cubren el juego de nuestra personalidad; ya sea porque nos lo expresan o porque simplemente nuestros estilo pasa desapercibido para otros.

Toda una oportunidad de crecimiento.